domingo, 24 de octubre de 2010

Descalzo en el Reino del Metal (8)





Mis pies, anchos como el mundo,
pisan desnudos universos de sal,
de zinc,
de manganeso;
mis plantas blancas como soles
aplastan los vidrios de la noche;
y deslumbran galaxias.

Afuera llueve suavemente
contra los curvos cristales de la noche
Tus manos en la luz mortecina,
aprietan mi pulmón
en la zona plantar del pie derecho,
exactamente debajo de los dedos
y al presionar el mediastino
las estrellas escapan
por las puntas de mis dedos gordos;
como un enjambre de mariposas pardas
se unen a la lluvia,
y a la forma del canto de la noche.

Por la ley de gravedad
y de este envejecer
al ritmo de las noches,
las palabras se vuelcan en mis plantas
y luego trepan desde mis empeines
alegres,
descalzas,
rejuvenecidas;
turbamulta de ruidosas estrellas
que entre las Osas y Aldebarán
descubrirán una constelación
con forma de desnudos pies;
arcos y dedos como agujeros negros,
empeines de quasares...
allí, pasos desnudos templarán atanores
donde estelares alquimias metalúrgicas
fraguarán los pulmones del cosmos
mientras descalzos corifeos
accionarán los fuelles
para que pueda respirar al universo.

Llueve con la sencillez de tus desnudos pasos
y de tus manos que acarician mis plantas.
Luego de amarme
inclinarás tus labios
gruesos y húmedos como el cielo de la noche
y besarás mis pies
bajo el buitre de la próxima alborada.


Gocho Bersolari

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