domingo, 5 de septiembre de 2010

Descalzo en el Reino de la Madera (3)
















El viento fluye en mi cabeza
cegando aves en mis ojos
atronando cigüeñas en la tarde
y llenando de mieses
el brillo de la luna

El viento se atora y se levanta,
es un destello azul,
que se alborota cerca de mi pubis.

Mis pies
sienten la piel del tiempo:
monumental cadáver
tendido sobre el césped de los días.
Camino su rostro,
su expresión desgastada.
Llego a su vientre
donde los insectos tallan
la escultura de una niña muerta.

Mis pies caminan sobre el viento;
recorren las tempestades y los siglos.
En mis plantas
bailan andróginos desnudos
mientras los terraplenes
entonan el himno
de los recién nacidos.

Mis pies caminan sobre el viento
Conocen de brisas y huracanes
del pan que es manso,
de aquel que estalla
como amatistas con duendes polvorientos
que atardecen mis plantas
cuando el silencio grita sus razones.

Mis pies caminan sobre el viento
con la muerte en las plantas
cerca del primer tercio
debajo de los dedos
como anciano que brilla diminuto
debajo de la piel ensimismada
en su sueño de polvos y caminos.

Mis pies son alquimistas:
Recogen la negrura del mundo,
la trasmutan
y el corazón explota de alegría
mientras la noche apronta sus silencios.

Gocho Versolari

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