(De: “La muchacha y la muerte”)
"Su pie está pensativo como la cadena de un esclavo"
Georges Schehadé
Descalza. Muerta. Un espectro
admira la forma de tus pies:
pequeños animales blancos
abiertos a la noche. El fantasma
pasa su dedo tenue por tu planta,
recorre tu arco transversal,
besa tu almohadilla
y cada uno de tus dedos,
mojándolos
con el hectoplasma de su lejanía.
Tus pies forman meandros,
silencios apretados.
Ya no son instrumentos de la marcha.
Tu muerte los convierte
en aves pensativas. La cadena
que luce tu tobillo,
te ata a la noche y a la sombra.
Insectos,
plantas trepadoras,
flores de la noche,
macilentos fantasmas
son los brazos eternos de tu amante
que te rodean,
que te enarbolan sin moverte:
bandera de la muerte. Marchas descalza
por los túneles iniciales de la sombra.
Pájaros horizontales
tallan en tus tobillos
arcanos y silencios. La muerte
ha convertido tus pies en un lenguaje.
La reina de las cucarachas
los recorre del talón a los dedos.
Se detiene en tus uñas;
olfatea la brisa de la noche,
teñida de tu olor a muerte
y baja por tu empeine
y recorre tu pierna
para perderse
en las profundidades de la tierra.
Majestuosos tus pies,
recorren el sueño de la muerte,
los senderos ignotos y las celebraciones.
Traspasan los arcos de triunfo
y se detienen
en la atalaya inmóvil de la sombra,
recordando a la brisa y a la luna
sus arcanos,
sus bellezas,
sus infantiles símbolos.
De ellos van y vienen los insectos,
bebiendo las luces que destilan
un minuto antes del rigor,
del imperio sin nombre del gusano;
en suma:
de tu segunda muerte.
Gocho Versolari
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