El caballo
lento
de las horas
se niega a andar
a recorrer
alzado
los trayectos sin nombre de la luna.
Ahora
pasta
desnudo y quieto en el camino
Un cormorán,
un cura,
un alacrán,
una brisa,
una mirada tuya lo despedaza,
lo revuelca,
lo atraviesa,
lo devora,
lo aniquila
y dulcemente lo empuja hacia la noche
con los aprontes de la madrugada
y un violín que cuelga del lucero
Gocho Versolari
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