Descalzo
subo la montaña del día.
En cada paso
los ojos de mis plantas
arrojan luces
en lo profundo de las cuevas,
en las sombras
que durante milenios
concentraran silencios
apagando el fuego de las horas.
Subo descalzo las laderas
pisando el pedregullo,
la tierra fría como plomo
y el corazón de la ceniza.
Mariposas de tierra
revolotean mis talones
y dos águilas de luz
parten de mis empeines.
Hacia el atardecer
conoceré las cavernas de mi entraña
y los niños del sol
desplegarán un itsmo
de cielo a cielo.
Ahora mis talones
arrojan terrones al abismo
La tierra
lame mis plantas
con sus gusanos grises.
En la noche brillarán mis pies
encegueciendo
y preñando de luz
volcanes y cavernas
mientras se despliega en el levante
el furioso dragón de las mañanas.
Gocho Versolari
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