lunes, 6 de septiembre de 2010

Descalzo en el Reino del Fuego (2)















Mis pies descalzos
buscan los caminos del cielo
con sed de un fuego
que temple el acero de mis venas
y musite en mis dedos
los acordes certeros de la fronda.

Descalzo en carbones encendidos
buscaré la Florencia del Dante
con la cálida brújula
que escondo en mis talones.

Descalzo y remoto
transito el fuego del amanecer
con mis pies anhelantes

La tierra de mi cuerpo
bebe el lenguaje de los cielos
enciende bosques y piraguas,
cuadrangulares crepúsculos inertes
y amaneceres silentes y desnudos.

No ha llegado Virgilio
para que transitemos juntos el infierno.
Descalzos ambos
desde la Alta Antigüedad,
desde secretos y silencios
adoloridos
en la atalaya de las cuevas
en el sol de abajo
en el sol de adentro
en la certeza del anonimato.

Mis pies son los discípulos
de la inmovilidad profunda de los troncos
de la paciencia de los elefantes
de los cañaverales
que día a día crujen bajo el fuego.

Mis pies
guardan la juventud,
anhelan
la tierra toda,
dignos y desnudos
como un grito de carne,
un paquidermo de luz
un puñado de carbones brillante
que la tarde nos arroja
como al descuido.

Ahora
araño mis plantas
con el bordado sutil de las estrellas.


Gocho Versolari


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