martes, 7 de septiembre de 2010

Descalzo en el Reino del Metal (7)













Descalzo
entre tenues y oxidadas láminas
que se devoran a sí mismas;
estériles metales de la tarde
que gimen y que imploran
la bendición del sol.

Sangran mis pies desnudos
contra los filos desiguales
contra los monstruos sugeridos
que me toman del sexo,
que me arrojan a un pasado
donde los clavicordios del recuerdo
arden con azules llamas,
gritan con aullidos azabaches
y se estrellan
contra los bosques del crepúsculo.


El elefante de la tarde
lleva la luz sobre su lomo
y supura el sol en mi entrepierna
mientras pisoteo los metales
arrojando mi sangre
al centro de la tierra.

Tronarán catedrales de bronce
al verme descalzo
caminando la bruñida noche
cuando el tiempo
allane los filos,
las miradas
el jugo de los soles
sobre el manojo sin formas y oxidado,
sobre los sueños grávidos
sobre los pasos ligeros de los niños.

Ahora
trepo descalzo a la montaña de metales.
Mis pies ya se cansaron de sangrar
y amanece en mis plantas
un sol verdoso y enlodado;
se despliega
la entraña de las últimas estrellas.


Gocho Versolari

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