lunes, 6 de septiembre de 2010

Descalzo en el Reino del Fuego (6)




Mis plantas braman.El ojo
que tengo bajo la almohadilla
es ojo y boca y grita
entre invisibles resplandores
de la suave noche.

Mis pies anhelan la tierra;
la desnuda humedad de los insectos
como el enfermo la salud,
el suicida la muerte
y el reo su regreso a casa
con los pies desnudos
sintiendo el linóleo
y las narices abiertas
para el aroma del café.

El júbilo de mis pasos
descalzos, desatados
enciende la hierba seca
y desparrama el fuego en las laderas,
en los prados,
en el corazón de los animales
que pastan bajo la luna
guardando en sus miradas
la totalidad de las estrellas.

Carrera descalza hacia la aurora.
Penden ciervos de mis dedos
y los arrojo al arroyo de la muerte
mientras clavo espejos
en mis talones,
en mis tobillos,
en mis empeines
y mis pies reflejan las constelaciones
y arañan la piel amarilla
de cometas, galaxias,
del abismo que me constituye
y los monstruos que alborotan mi sangre
cuando la lluvia se precipita
con la mansedumbre de la furia,
con el odio
que se oculta en el ojo del amor.

Mis pies hacen equilibrio
en el lomo de las mulas de la noche
y guardan las aguas azabaches
y se detienen
en el plateado vientre de los astros.

Gocho Versolari

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