sábado, 4 de septiembre de 2010

Descalzo en el Reino del Agua (3)





















Mis enormes riñones
proyectan sus corazones pardos
contra la tela negra de la noche.
Debo treparlos,
descalzo y solo:
síntesis de mi vida y de mi vientre,
de mis ojales y mis mamelucos,
de mis muñecos de felpa
que aún recorren descalzos mis ensueños.

Mis riñones:
enormes ojivas luminosas,
serenos monstruos que vigilan
el hilo de mis noches,
el agua primordial que se prepara
a ensayar sus saltos de gaviota
cuando las masas negras de los mares
alcancen tu ensenada.

Pisar descalzo
la tenue algarabía
de mis riñones,
beatos con sus cofias,
guardando en sus azules núcleos
esencias de bosques y de pájaros;
el espectro de un sol.

Mis plantas ríen
ante la brisa inesperada y clara
que enjuga los silencios; que clama
por ríos majestuosos
corriendo hacia los fuegos
del norte de mi cuerpo.

Desde mis plantas,
desde mis negros talones,
desde las yemas de mis dedos,
se descuelgan muchachas
lluviosas y descalzas:
ríen y corren a hundirse en los arroyos
que guardan mis riñones acerados.
Entre risas y juegos
lavarán mi dolor
y arrastrarán las marmitas de mi pena.

Llego al final de mis riñones.
Mis renovados pies
se hunden en las aguas del recuerdo
y brota de mi vientre
el canto de las cosas vivas,
la fuerza de mares y cavernas
y una noche completa
huye de mis entrañas
hacia el lento universo
donde laten los huertos,
la fronda sin país,
las piernas de sal de las estrellas.

Ahora
la vida descalza se pasea
buscando las lluvias de mañana.

© Gocho Versolari

1 comentario:

  1. es un vaivén de ires y venires, de muchachas, nada te olvidas, todo renace en tus versos. De eso se trata, de darse cuenta en tu poema: que todo está unido con todo.
    brillante!!

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